Viajar en mi propia casa - Alarde Danza

Viajar en mi propia casa

Viajar en mi propia casa…

Así estoy… ¡¡¡y le estoy cogiendo el gusto!!!
Porque una de las cosas maravillosas de viajar sola es todo ese tiempo que tienes para estar con tus propios pensamientos.
Te da tiempo incluso a aburrirte, con esta vida loca que llevamos he descubierto que  aburrirte es muy muy importante, parece que lo hemos olvidado, creo que hay gente que incluso ya no experimenta el aburrimiento nunca, con tanta infodemia, con tanta red social hueca que nos tiene entretenidos y vacíos.
Cuando te aburres tienes que enfrentarte a ti mismo, buscarte… y es genial, porque te encuentras.
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En los viajes parece que lo importante es descubrir esos lugares exóticos, asombrarte, visitar, corretear… pero me he dado cuenta de que tan importante era todo eso como todo ese tiempo en el que estaba SOLO conmigo misma.
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Los dos momentos claves del día son las mañanas y las noches, ahí es cuando  estás realmente solo, en la habitación del hotel, sin el entretenimiento del trabajo, la gente o la calle. No hay un cruce de miradas con nadie, no hay una complicidad externa, no hay un asombro vital, no hay nada mas que la cotidianidad de prepararte para ir a dormir o el despertar.
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Esos momentos a veces encantan, a veces espantan… porque es realmente cuando te enfrentas a la soledad.
Tantas veces he echado de menos tener compañía, viajar con alguien, poder compartir las sensaciones, las vivencias, las aventuras y también las preocupaciones.
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Al principio añoraba la compañía, no entendía muchas cosas, o no era consciente de su valor, o simplemente estaba en otro momento vital, durante muchos años miraba con anhelo a las parejas que viajaban juntas y pensaba que algún día yo también viajaría acompañada.
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Hasta que me di cuenta de lo valioso de ese tiempo especial fuera de tu casa, de tu entorno, de tu realidad, en una habitación de un hotel, sin tus cosas, sin tus libros ¡¡¡sin tu nada!!! solo estás tú, el silencio, tus pensamientos, un libro, un cuaderno y quizás el ordenador…
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Cuando viajas sin compañía, como en cualquier viaje, pasan cosas… a veces muy divertidas ¡¡¡es maravilloso poder reírte acompañado!!! Si no, lo vives y te ríes por dentro, porque la carcajada solo aparece cuando es compartida.
En estos momentos hilarantes de los viajes solitarios la carcajada por fin llega cuando regresas a casa y le cuentas la aventura a alguien.
Mientras tanto es algo que queda en tu interior y pones caras para ti mismo, te aseguro que las pones, aunque parezca mentira.
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También hay aventuras que no son divertidas, y ya sabemos que las penas compartidas, son menos penas…
Por ejemplo, estar enfermo no mola nada, te preocupas… es inevitable,  pero si estás con alguien, te pones menos malo o lo vives de una manera mas llevadera.
Recuerdo hace años que hice un viaje con uno de mis hermanos a Marruecos y nos pusimos malitos del estómago… nos quedamos un día entero en una habitación de un hotel de mala muerte, charlando con la poca energía que había, entreteniéndonos con una revista de pasatiempos que tuve la lucidez de comprar en el aeropuerto,
Esa intoxicación de pescado la recuerdo con gran cariño, porque pasamos un día cuidándonos el uno al otro, descansando, compartiendo, intentando resolver los problemas de lógica de la revista, sin energía ni para pensar, cuando uno creía haber resuelto una parte del acertijo se la explicaba al otro con gran entusiasmo y el otro no conseguía entender nada. Nos íbamos turnando en el asunto, ahora incluso me río sola al recordar ese episodio.
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Pero también me he puesto mala sin compañía, no tiene nada que ver… en verdad te sientes un poco desgraciada, las tiritonas, las diarreas, la fiebre…. nadie te mira con cariño, solo esperas estar mejor al día siguiente y poder cumplir el objetivo del viaje con algo de dignidad.
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Regresando a las mañanas y las noches…
Tantas veces he disfrutado de esos momentos solitarios en los que me hago un cafelito por la mañana (después de años, siempre llevo conmigo una resistencia, una taza y sobrecitos de café soluble que me dan la felicidad mañanera).
Y por la noche me preparo un picoteo en la habitación del hotel, dependiendo de lo que encuentre: frutos secos, queso y tomate, fruta y a veces en plan súper glamouroso ¡¡¡una copita de vino!!! si, porque los últimos años ni siquiera cenaba por ahí… me compraba algo y me iba a  la habitación del hotel.
He descubierto que si tengo una ventana, una mesa, una silla y una cama cualquier lugar es mi casa.
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Que importante se me hace ahora estar tranquila allí, escribiendo, leyendo, organizando mi viaje, viendo cual era el plan del día siguiente, y enfrentándome a mis pensamientos, dejando la cabeza tranquila por una vez, sin interferencias, sin las preocupaciones del día a día, dejando que vaya y venga a su antojo.
¿como es posible que necesitara salir de mi realidad para encontrar esos momentos de paz y recogimiento?
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Así que todo este tiempo sin viajar, lo he echado de menos, parecía que ese tiempo de tranquilidad mental era reservado a los viajes, pero ¡¡¡cual es mi sorpresa!!! como dice el dicho, si la montaña no va a Mahoma… Mahoma irá a la montaña, y últimamente estoy viviendo esas sensaciones en mi propia casa, estoy recreando esos momentos meditativos y maravillosos.
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Todo ha sido sin darme cuenta y poco a poco, por las mañanas me preparo el café y todo desaparece, quedan mis pensamientos, el cuaderno, algún libro…
Por la noche un picoteo compuesto de frutos secos, aceitunas, queso, tomatitos… mmmmmmm…. me recuerda demasiado a esos momentos viajeros, y claro, también está el ordenador para poder escribir estas palabras, que solo vienen cuando estoy conmigo misma.
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Texto y fotos: Alejandra Weil
Mas fotos en Instagram @weilalejandra
Vídeos de los viajes en las historias de Instagram de @alardedanza

7 comentarios de “Viajar en mi propia casa

  1. Alberto dice:

    Que importantes son esos momentos con uno mismo. Es esa sensación de parar y coger aliento, y es el momento donde sale lo más auténtico de cada uno… Esto que escribes es una pequeña ventana a esos instantes a los que te refieres y desde luego, que te estoy agradecido por tu generosidad.
    No tengo palabras Alejandra, te has superado!!! Me dejas reflexionando, en mi soledad.

  2. Emilio y Martín dice:

    Nos ha gustado mucho Alejandra! Y recordar ese momento pachuchos en Marruecos me ha hecho sonreír.
    Martín dice que lo haces muy bien.???

    • Alejandra dice:

      Muchísimas gracias mi querido Carlos!!! que alegría me ha dado ver tu comentario. Te mando un gran abrazo, espero poder ir pronto por nuestra querida tierra.

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